Hijo, cuando te sostuve entre mis brazos por primera vez sentí un orgullo infinito, que no se puede comparar con nada.
Hijo mío, me has enseñado tantas cosas, que son incontables, ¡eres el mejor!
Hijo, quiero que a mi lado te sientas siempre protegido. ¡Te amo!
Hijo, tu llegada es lo mejor que me ha pasado en la vida.
Mi hijo es la persona de quien más me enorgullezco, y sé que siempre será así.
Hijo mío, sé alegre y optimista, pues es la mejor manera de encarar la vida.
Gracias, hijo, porque contigo aprendo algo nuevo cada día, ¡te amo!
Hijo, siempre tendrás mi mano para sostenerte. ¡Nunca te dejaré caer!
Desde que naciste supe que me harías sentir un orgullo inigualable, hijo mío. Te quiero muchísimo.
Todos tus esfuerzos tienen sus recompensas, hijo mío, y una de ellas es mi infinito orgullo por ti.
Hijo mío, la vida que llevas es motivo de orgullo, ¡tienes muchos motivos para estar contento contigo mismo!
Este orgullo tan grande que tengo es gracias a ti, mi hijo amado, pues siempre supe que tenerte era una bendición.
El acontecimiento más importante de mi vida y que más me lleno de orgullo, fue tu nacimiento, hijo mío.
El orgullo de tenerte no se compara a nada más en esta vida, hijo.
Hijo, gracias por ser mi rayito de luz personalizado, y mi motivación más grande.
Todos los días me despierto y pienso, ¡que orgullo de hijo que tengo!
Hijo, el día puede estar muy gris, pero yo siempre estaré para darle colores.
Hijo, estoy orgulloso de ti porque tienes un buen corazón, y se que serás una persona honesta y bondadosa.
Fuiste y siempre serás el mejor regalo que Dios nos pudo dar, hijo.
No importa cuántas veces te equivoques, siempre estaré aquí para aconsejarte, hijo.