Doy gracias a Dios por guiar mis pasos y no abandonarme nunca.
Gracias a Dios por su inmensa bondad, que me acompaña y me da fuerzas todos los días.
Gracias Dios por darme la tranquilidad necesaria para enfrentar las dificultades que me aparecen en la vida.
Gracias, Dios, por obsequiarnos con salud a mi y a mi familia.
Gracias a Dios, un día encontré la inspiración que necesitaba para ser feliz.
Gracias Dios, pues mis pasos son más seguros sabiendo que te tengo a mi lado.
Gracias, Dios, por no olvidarte nunca de mi.
Gracias Dios por comprenderme tan bien y amarme tal y como soy.
Gracias Dios por tu compasión por aquellos que sufren y porque estás siempre ahí para ofrecer tu ayuda.
No importa donde estás o qué momento del día es, siempre es una buena ocasión para agradecer a Dios.
Los motivos por los que dar gracias a Dios son infinitos.
Siento paz, serenidad y una fe inquebrantable. ¡Sé que todo esto es gracias a ti, Dios!
Hoy abrí mis ojos, entró aire a mis pulmones y mi corazón latió. ¿Cómo no agradecerte Dios?
Todos los días al levantarme te agradezco la vida porque a pesar de sus altas y bajas es hermosa. ¡Gracias Dios!
Si hay algo de lo que no me olvido cada día, es de agradece a Dios.
Dios, saber que estas en nuestras vidas es una bendición. ¡Gracias!
Gracias, Dios, por hacer que cada mañana salga el sol.
Cuando pienso en las bondades de Dios, todo se hace más fácil. ¡Gracias, Señor!
Gracias Dios, pues durante toda mi vida me has acompañado y he aprendido de tu generosidad.
Agradezco al Señor por cuidar de mi y de los míos a cada momento.