Dios me enseñó a amar, una de las más grandes virtudes que hay en la vida.
Gracias a Dios por su inmensa bondad, que me acompaña y me da fuerzas todos los días.
Doy gracias a Dios por guiar mis pasos y no abandonarme nunca.
Gracias Dios por darme la tranquilidad necesaria para enfrentar las dificultades que me aparecen en la vida.
Gracias Dios, pues mis pasos son más seguros sabiendo que te tengo a mi lado.
Gracias a Dios, un día encontré la inspiración que necesitaba para ser feliz.
Gracias, Dios, por obsequiarnos con salud a mi y a mi familia.
Gracias, Dios, por no olvidarte nunca de mi.
Gracias Dios por tu compasión por aquellos que sufren y porque estás siempre ahí para ofrecer tu ayuda.
Solamente con la fe en Dios los sueños se consiguen, las batallas se vencen y los milagros surgen.
Gracias Dios por comprenderme tan bien y amarme tal y como soy.
Que Dios ilumine tu camino y esté siempre presente en tu vida y en la de los tuyos.
Si Jesús no estuviese a mi lado para guiar mis pasos todos los días, no sé qué sería de mi vida.
Con las enseñanzas de Jesús solo hay un camino, ¡convertirte en una persona mejor!
En Jesús podemos ver la bondad del hombre, ¡aprendamos de él!
Dios nos dotó con talentos y dones, pero para poder progresar no debemos olvidarnos nunca de ser humildes.
Llevo a Jesús en mi corazón, es mi guía y mi consuelo, mi mejor compañero.
Para mi, Jesús es el mayor ejemplo a seguir, es inspiración y admiración, y por él siento la mayor gratitud.
Jesús amado, no me queda más que agradecerte por todo, pues tú has guiado mi vida y la has llenado de amor y alegría.
Dios, eres tú quien me sostiene y me alienta en el camino de la vida.