Tengo a Dios presente cada día de mi vida, es algo de lo que nunca me desprenderé.
Aunque me digan que no existes, sé que no hay nadie más real que tú, amado Dios.
Cada día me demuestras que estas permanentemente allí para mí.
Sé que Dios me regaló la vida para que en ella pudiese encontrarme contigo.
Dios, cuando hablo contigo lo hago desde el corazón, y sé que puedes entenderme.
En la oscuridad siempre te imagino y te siento tan cerca que se acaba mi miedo.
Sé que tengo a Dios, y eso me reconforta y calma mi corazón.
Orar me ayuda a encontrar la calma y la paz en los momentos más difíciles.
Obremos según las enseñanzas de Dios y construiremos un mundo mejor.
Busca la humildad en cada una de tus acciones y vivirás una vida mejor.
Eres el único capaz de transmitir una tranquilidad que me llena el alma de paz.
Hace muchos años que deje mi vida en manos de Dios, y sé que él me da lo mejor.
Pueden defraudarme o hacerme mal, pero me calma saber que siempre tendré el consuelo de Dios.
Señor mío, prometo seguir cada uno de tus pasos para alcanzar tu gloria, y ser tu fiel servidor en todo momento.