Hija, para qué decirte cuanto te amo, si sabes que eres el sol de mis días y la luna de mi noches.
Aprendí a amar cuando te vi y supe que daría mi vida por ti, hijita amada.
No poder dormir por la noche es lo de menos cuando se tiene una hija tan hermosa como tú, mi pequeña.
Hija, si el mundo fuera mío te lo regalaría, pero sé que tu sola lo conquistarás porque eres particularmente especial.
Hija, mi corazón te pertenece, y mis días están marcados por tu sonrisa.
No hay día en que te mire y no sienta orgullo de ti, hija.
Hija, espero que sientas siempre el amor de esta familia que te admira.
No hay nada que me llene tanto y que me haga sentir tanto amor que verte reír, hija mía.
El amor que te tengo, hija, es incomparable con una escala porque siempre fue y continuará siendo infinito.
Haré todo lo posible para que tengas la mejor vida, hija mía.
Hija mía, me tienes aquí para cuidar de ti, no lo olvides nunca.
Hijita estoy aquí para que crezcas feliz y para que tengas una vida plena.
Hija, comencé a amarte el día que supe que te tendría.
Lo mejor que hice en mi vidafue tenerte, hija.
Nada se asemeja al amor por una hija, pues es incondicional, indestructible y eterno.
Hija mía, antes de que nacieras ya te amaba, y cuando te vi, sentí algo que no había sentido antes y que sé que nunca desaparecerá.
Lo primero que aprendí al mirarte, hija, fue que existe el amor incondicional.
Hija, no hay nada que me haga sentir más orgulloso que ser tu papá.
No se puede medir el amor de una mamá a su hija, porque va mucho más allá del infinito.
Mi felicidad surgió apenas naciste y se mantiene constante cada vez que te escucho reír.