Me di cuenta que mi mayor motivación no son las cosas materiales, sino las personas a mi alrededor.
Confíe en que las grandes batallas, ¡son dadas a las personas de gran carácter!
Los momentos difíciles son las mejores oportunidades para dar todo lo que uno tiene dentro.
Lo más bonito de la vida es que soñamos cuando dormimos, pero también lo hacemos despiertos, y eso nos permite llegar lejos.
La vida no es para esperar, es para vivirla y para aprovecharla hasta el final.
No rendirse significa darte cuenta de que no importa cuantas veces puedas caer, si no saber que llegará un día en que lo conseguirás.
Con alegría y optimismo sé consiguen muchas cosas, pero, sobre todo, seguridad en uno mismo.
No son necesarias grandes proezas para ser feliz, levantarse cada día y dar lo mejor de uno mismo ya tiene un valor incalculable.
Cuando pienso que todo esta mal, me recuerdo de las muchas batallas ganadas.
Pensar en que haré mañana y en mis planes de futuro me motiva cada día, porque le da rumbo a mi vida.
Basta saber que una persona te ama para tener las energías suficientes para seguir luchando en la vida.
El mejor tiempo invertido de mi vida es el que me dedico a mi y a los míos.
La vida está llena de oportunidades, solo necesitamos estar abiertos a ellas.
Veo cada día como una nueva oportunidad de aprendizaje y de superación personal.
No olvides que no tendrás otra vida para volver a intentar todo lo que no hiciste en esta.
No dejes que el miedo acabe con tus ganas de cumplir tus sueños.
Hay mucho por hacer en esta vida, ¡y todo es cuestión de comenzar y de andar!
Si te pones una meta por día y la cumples, verás que te sentirás aún más motivado durante la semana.
Cuanta más apertura tengas a lo que te rodea, más posibilidades te ofrecerá la vida.
Cuando estoy pasando por un mal momento, me recuerdo que es temporal para motivarme y continuar.