Ahora he aprendido a poner límites, pues un día abrí mi corazón, lo di todo, y tuve que enfrentarme a la peor de las desilusiones.
No sé quien eres, me has decepcionado tanto que no consigo reconocerte.
Yo decidí confiar, pero tu elegiste decepcionar.
A veces las lágrimas son el mejor remedio para curar la tristeza.
Lo único que resultó de tu falta de interés fue mi profunda desilusión.
La felicidad es hecha de pequeños momentos, así que recordaré todo lo bueno sin tu presencia para que esta tristeza que dejaste, me abandone y vuelva a ser feliz.
No supe como pedir ayuda, y ahora el dolor y la tristeza han inundado mis días.
Cuando tienes muchas expectativas corres el riesgo de decepcionarte.
Solo quien ha vivido un desamor sabe lo que siento cuando digo que mi tristeza es inmensa.
Así como con el amor, con la decepción también se aprenden grandes lecciones.
Cuando llegaste todo era alegrías, y ahora que te fuiste solo me quedó la desilusión.
El tiempo que esperé por ti, solo sirvió para desilusionarme.
Sé que no debería de ser así, pero es triste que a veces pase, y que el amor acabe doliendo.
Después de pensar que te conocía, solo me quedó un gran vacío y mucha desilusión.
Confía en mi, y si has sufrido una decepción, cuídate mucho, apóyate en los tuyos, deja que pase el tiempo, y comenzarás a sentirte mejor.
A veces te digo que estoy bien, pero es solo para esconder mi tristeza.
Primero sentí amor y luego solo tristeza y mucho dolor.
No hay nada más doloroso que la desilusión provocada por alguien a quien queremos.
Duele ver tanto tiempo desperdiciado con alguien tan decepcionante.
Desilusionarte es mejor que vivir sin ninguna ilusión.