La vida es demasiado corta, así que agradezcamos que aún podemos dedicar nuestros minutos a ser felices.
Doy gracias a la vida por cada lección que me da y que me permite seguir aprendiendo.
Agradecerle a la vida es algo que hago cada día.
Gracias a la vida por darme tantas oportunidades y por permitirme crecer sin límites.
La vida me enseña y yo le agradezco y aprendo de ella.
Para estar feliz solo es necesario estar vivo, por esa misma razón, le doy muchísimas gracias a la vida.
Tengo muchos motivos para agradecerle a la vida, pero hoy quiero agradecer por haberte conocido.
La tendencia del ser humano es enfatizar las cosas malas, pero es importante parar y agradecer todo lo que pasa, para vivir una vida feliz y sin problemas.
Le agradezco a la vida lo bueno, pero también por lo malo, que me hizo aprender y crecer.
Existe un sin número de razones por las que debemos ser agradecidos, pero la principal es poder despertar todas las mañanas.
Muchas veces no valoramos lo suficiente la importancia de estar vivo y olvidamos agradecer por tener ese gran privilegio.
El hecho de poder vivir y disfrutar de cosas simples, es algo por lo que debemos agradecer todos los días.
Cuanto más se aprende de la vida, más se disfruta de ella.
Agradezco a la vida por cada detalle, cada oportunidad y por todas las experiencias que me brinda.
Suelo dar gracias por todo lo que tengo en esta vida, así no se me olvida lo hermoso que es vivirla.
Hay que agradecerle a la vida por el simple hecho de estar vivo, sano y rodeado de personas que nos aman incondicionalmente.
Despertar y agradecerle a la vida por cosas mínimas como poder comenzar un nuevo día, es un hábito que cambiará tu vida.
Agradecerle a la vida hasta el más diminuto detalle es mi primer paso para alcanzar la felicidad.
Dar gracias por la vida que tenemos es un acto de humildad que nos hace crecer y ser mejores personas.
Agradecer por lo que nos pasa en la vida nos hace crecer y ser más felices y conscientes de aquello que tenemos.