Hoy nos miraremos a los ojos y nos repetiremos una vez más cuanto nos amamos.
La actualidad nos ha hecho añorar la cercanía de las buenas amistades.
Qué difícil es entregar tanto esfuerzo a una relación que nunca fue correspondida.
Al verme solo veo las cosas positivas que tengo, y algunas que debo mejorar.
Mi arte preferido es el de amarte.
La persona con quien siempre soñé es ahora mi novio.
A veces te miraba y me quedaba esperando esa correspondencia que nunca llegaba.
Para pasarla mal prefiero no enamorarme.
De lo único que me arrepiento es de no haber pensado dos veces al entregarte mi corazón.
Desde el primer momento en que vi tu mirada me di cuenta de que eres una persona que quiero tener cerca todos los días.
Si hubiese guardado todas las lagrimas que derrame por ti, hubiera inundado mi casa.
Mi amor, te extraño tanto, que no puedo hacer otra cosa en el día que no sea pensar en ti.
El amor que siento por ti es más grande y más inmenso que todos los océanos.
Hija, no hay un amor ni un orgullo más inmenso y sincero que el que yo siento por ti.
Este amor duró tan poco que sin darme cuenta seguí soñando con él durante algún tiempo, sin embargo, sé que la tristeza no me invadirá y lo superare rápidamente.
Con amor y diálogo aumenta siempre la esperanza de arreglar aquello que fue mal.
Admiración, amor y orgullo son palabras que definen perfectamente lo que siento por ti, hijo.
La razón y el amor son incompatibles, pero al pensar en ti los dos admiten que eres increíble.
Tengo tu amor, ¡y las cosas no me podrían ir mejor!
Nuestro amor es tan inmenso que a veces no sé si es real o si estoy en un sueño.